lunes, 25 de febrero de 2013

El karma contra mí

Como escribí en mi anterior entrada, mi móvil se calló a un charco justo al salir de casa. Suerte que llevaba las llaves y pude entrar a secarlo con el secador... con aire caliente... solo fue durante unos segundos, luego mi padre me dijo que si hacia eso en aire caliente se quemaría. Antes de ir a tocar la guitarra con Javi (en otra entrada contaré más de la guitarra) mi padre puso en un tarro arroz y puso cada una de las piezas del móvil metidas ahí, como una planta, menos la batería y las otras dos tarjetas. A la mañana siguiente, entra mi madre en la habitación haciéndome creer que era un día de instituto, pero no, me dijo "¿Donde están las tarjetas? El móvil está funcionando". En ese momento, estaba medio dormida y no sé ni qué le dije. Lo que sé es que ahora mi móvil funciona, pero tiene quemaduras o restos de cal o suciedad por dentro de la pantalla, así que se ve bien pero con zonas más oscuras y otras más claras.
Ese mismo día, el sábado, habíamos invitado a 4 amigos de mis padres (Elena y Toño, y Ana y Javi el de la guitarra) a cenar. Mi padre estaba acabando de preparar el comedor antes de mediodía, con todos los cubiertos y platos nuevos para que estuvieran ya preparados.
¿Qué se nos ocurre a mí y a mi hermano(Diego)? Jugar al tira y afloja agarrados de las manos. Como un pulso. En mi salón hay una escalera que divide la zona de comedor con la zona de sofás. Mi hermano me tenía que empujar hacia atrás a las escaleras, y yo tenía que impedirlo empujándole a él hacia la puerta.
¿Qué pasó? La puerta tiene cristales, unas 6 placas entre la madera, no sé, y una de ellas estaba un poco floja. El culo de mi hermano está muy duro y tiene las piernas torpes, así que le empujé haciendo que el cristal se despegara de la puerta completamente y cayera al suelo.
CLASH.
Cristal roto, hostia de mi padre para los dos, cena con invitados por la noche, cabreo. Y yo me gano el título de "Rompelotodo", o algo así me llaman ahora mis padres, de coña. En la comida se les pasó el cabreo, y por la noche les explicaron a sus amigos (que para mí son como tíos, los quiero mucho) lo que había pasado.
Jiji... Elena se asomó al cuarto donde estábamos Diego y yo y nos dijo: "Ayyy, ¿qué habeis hecho, eh? Bueno, no os preocupéis, que la culpa ha sido del cristal."
Qué maja.

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